domingo, 6 de abril de 2008

NAVIDAD DE ENSUEÑO.

–CAPÍTULO I.


–ENCUENTRO MÁGICO.

Esta historia, tuvo lugar un día de navidad. Había una vez una niña llamada Noelia, que no creía en Santa Claus, un buen día, quiso demostrarse que Santa Claus sólo era un cuento de hadas, así que decidió levantarse de madrugada, para pillar a sus padres con las manos en la masa, es decir, poniendo los regalos, así que Noelia muy resuelta y decidida puso su plan en marcha y adelantó su reloj unas cuantas horas, y mientras todos estaban durmiendo, a hurtadillas bajó las escaleras, y se puso a esperarles a escondidas. Pasaron las horas, y seguía esperando desde su escondite, y como vio que tardaban mucho, pensó que sus padres se habían dado cuenta de su plan, ya se iba a ir, cuando de pronto oyó unos ruidos en el salón. Cuando llegó no vio a nadie, entonces pensó que eran imaginaciones suyas y cuando se iba a ir, vio todos los regalos en el árbol, pero ni rastro de sus padres, así que pensó que estaba alucinando pero entonces oyó una voz que decía:

–¿Se puede saber que estás haciendo a estas horas levantada? Se suponía que tenías que estar en la cama durmiendo, ¿no es así?.

–¿Quién ha dicho eso?, ¿y donde estás?.

–Estoy aquí debajo de ti, y no me ves porque soy pequeño.

Entonces Noelia bajó la cabeza y vio para su sorpresa que no estaba sola, y que tenía compañía.

–¿Quién eres tú?.–dijo Noelia aturdida y restregándose los ojos, convencida de que aquello no era real y sólo era un sueño

–Soy Santa Claús, o mejor dicho Papá Noël, y estaba colocando tus regalos, cuando has entrado tú.

–No puedes ser real, esto es un sueño y tú eres de mentira, estás en mi imaginación. Lo siento mucho pero no puedo darte crédito.

–Y si te llevara conmigo a mi mundo, ¿creerías en mí?.

–No puedes ser en verdad Papá Noël, por varias razones: primero, eres un ser diminuto, segundo, eres verde y también feo, tercero, tienes las orejas grandes y puntiagudas, cuarto, no eres humano…por cierto, ¿tú que coño eres?.

–Soy en verdad un duende y siempre lo he sido, pero cuando se habla de mí todos me conocen como un humano barrigudo, con barba blanca, vestido de rojo… ¿acaso no es así?.

–Si es cierto todo lo que dices, ¿por qué la gente piensa lo contrario?.

–Siempre a la gente le gusta exagerar, pero en verdad soy así, este es mi verdadero aspecto, y si no crees en mí, acompáñame a mi mundo.

–¿Estás de coña?, no puedo dejar a mis padres solos, además mañana es navidad y tengo que estar aquí.

–¿Y si parásemos los relojes?

–¿Es eso posible?

–Es Navidad, y en Navidad todo es posible.

–Entonces me voy contigo.

Al decir esto, de pronto por arte de magia, Noelia y el duende desaparecieron, sin dejar ni rastro, y se desvanecieron como si de un sueño se tratase, mientras Noelia era transportada, al país de los sueños, donde todos los sueños son posibles y se hacen realidad.
































–CAPÍTULO II.


–EL VIAJE FANTÁSTICO.



Cuando Noelia quiso darse cuenta, se encontró de pronto en un sitio que no conocía de nada, y a su lado estaba Noël, que la dijo:

–Tómate un trago de esto, y enseguida te convertirás en un ser diminuto como yo.

–¿Dónde estamos?.

–Estamos en un sitio que no conoce nadie, y se llama Noelandia.

–¿Noelandia? ¿y qué nombre es ese?, ¿no querrás decir Groelandia?.

–¿Groelandia? No que va, se llama Noelandia , de Noël.

–Pues vaya nombre más estúpido.

–¿Seguimos hablando, o te llevo conmigo?.

–Voy contigo.

Entonces Noelia bebió un sorbo del frasco que le entregaba y de pronto se convirtió en diminuta, sus pies y manos empezaron a encoger, y su cuerpo también, en un abrir y cerrar de ojos, se hizo pequeñita, entonces empezó a decir a voz en grito a Noël para que la oyera:

–¿Qué me está pasando?.

–Te estás convirtiendo en un duende como yo, y ahora me tienes que acompañar, si quieres conocer mi mundo.
–¿Y por qué no puedo ser grande como antes?.

–Primero, porque te tienes que meter en este tronco para llegar a mi mundo, y segundo, te confundirían con un gigante y les asustarías a todos.

–¿A quienes?.

–A mis familiares, a mis amigos, a mis vecinos…. Por cierto, ¿vas a seguir preguntándome cosas?, déjate guiar por mí y confía.

Entonces Noelia no preguntó nada más y sólo se dejó conducir por Nöel. Cuando llegaron, no pudo dar crédito a lo que estaba viendo, se encontraba en una especie de paraíso donde estaba habitado por las criaturas y seres más fantásticos, desde duendes, hadas, centauros, sirenas, magos, brujos, gigantes, unicornios, dragones… entonces Noelia empezó a creer en la navidad y en Papá Noël, donde en aquella época del año, todo era posible, y por supuesto lo inimaginable, ¿estaría viviendo un sueño, o aquello era real, de pronto Noël la preguntó:

–¿Te gustaría ir a mi fábrica, donde hago los juguetes?.

–Sí, me gustaría mucho.

Llevada como por un sueño, se dejó conducir a la fábrica de juguetes, cuando llegaron hacía mucho frío y estaba nevando, entonces llegaron a una casita que parecía sacada de un cuento de hadas. Mientras llegaban, Noël le decía:

–Aquí es donde fabricamos los juguetes, y siempre hace frío y nieva, es el único lugar que conozco así.

–Si todo esto es real, y tú también, ¿Por qué nunca te muestras ante la gente? Sobre todo a aquella que cree en ti.

–Es más complicado de lo que crees, yo pienso, y estarás de acuerdo conmigo en que cuanto uno más conoce, menos aprecia, y cuanto menos se aprecia menos se cree, Coincidirás conmigo en que la gente valora más aquello en lo que cree, y si la gente me conociera entonces se perdería la gracia, y la gente dejaría de creer.

–Pero tú eres real como los demás y como yo,¡ tenemos derecho a conocerte!.

–¡Mira que gracia! Antes no creías en mí, y ahora quieres que me vea la gente.

–¡Tienes razón! Además formas parte de nuestra cultura y representas el símbolo del espíritu navideño. ¡Por cierto!, ¿te volveré a ver?.

–Es mejor así, cuando te vayas que ya será muy pronto, te olvidarás de mí, hasta el año que viene.

–¿Por qué dices eso? Nunca me olvidaré de ti ni de tu mundo, eres una parte de mí, y siempre te llevaré conmigo. ¿Por qué no dejas esto y te vienes a vivir conmigo?.-Le preguntó de pronto a Nöel.
–Tienes que marcharte, tienes tu mundo, a tus padres, y yo…sólo soy un pobre duende que no pinta nada contigo.

–Eso lo dirás tú, pero has cambiado mi vida, y quiero agradecértelo, ¡vente conmigo, y deja todo esto!.

–¡No puedo! Sabes que lo haría encantado.

De pronto Nöel se puso a llorar, y cuando una lágrima brotó de su mejilla, Noelia la cogió con el dedo, y acercó su rostro a él, y de pronto en los labios le besó. Sin comprender Nöel nada de nada y pillándole desprevenido, se lo devolvió, y de pronto, por arte de magia, Nöel dejó de ser un duende, y en su lugar se convirtió en un príncipe encantado. Ante una asombrada Noelia que unos minutos antes había besado a un duende, le preguntó:

–En verdad, ¿qué eres tú?.

–Soy un príncipe encantado, que antes por un maleficio, era un duende que tenía que traer el espíritu navideño, y ahora que te he salvado, vuelvo a ser yo mismo.

–¿En verdad Papá Nöel no existe?.

–¿Quién te ha dicho a ti eso? Papa Nöel, en verdad existe, y está en todos nuestros corazones.

–¿Pero no es ni una persona, ni un duende?.

– Mientras la gente crea en él, será lo que cada uno quiera que sea.

– Pero tu eres real, ¿entonces?¿ como explicas eso?.

–¡Acércate a mí, ven a mis brazos, y déjame que te lo explique con un beso!.

Noelia nada de aquello se lo podía creer, sólo se dejó llevar por Nöel, y cuando quiso darse cuenta, la estampó un beso en los labios. Sólo en aquellos minutos, Noelia sólo podía sentir su cálido contacto, su cuerpo junto al suyo, sus labios junto a los suyos… y nada más, en aquel instante pudo sentir eso y más, y entonces el tiempo se le paró, y no sólo a ella a Nöel también. Como os decía, aquí acaba la historia, Noelia se quedó en el país de los sueños Con Nöel, es decir, en Noelandia y desde aquel extraño día, creyó en Santa Claus, y no sólo en él, sino también en todo aquello que parece imposible, pero que en verdad no lo es, como nuestra historia.












–CAPÍTULO I.


–ENCUENTRO MÁGICO.

Esta historia, tuvo lugar un día de navidad. Había una vez una niña llamada Noelia, que no creía en Santa Claus, un buen día, quiso demostrarse que Santa Claus sólo era un cuento de hadas, así que decidió levantarse de madrugada, para pillar a sus padres con las manos en la masa, es decir, poniendo los regalos, así que Noelia muy resuelta y decidida puso su plan en marcha y adelantó su reloj unas cuantas horas, y mientras todos estaban durmiendo, a hurtadillas bajó las escaleras, y se puso a esperarles a escondidas. Pasaron las horas, y seguía esperando desde su escondite, y como vio que tardaban mucho, pensó que sus padres se habían dado cuenta de su plan, ya se iba a ir, cuando de pronto oyó unos ruidos en el salón. Cuando llegó no vio a nadie, entonces pensó que eran imaginaciones suyas y cuando se iba a ir, vio todos los regalos en el árbol, pero ni rastro de sus padres, así que pensó que estaba alucinando pero entonces oyó una voz que decía:

–¿Se puede saber que estás haciendo a estas horas levantada? Se suponía que tenías que estar en la cama durmiendo, ¿no es así?.

–¿Quién ha dicho eso?, ¿y donde estás?.

–Estoy aquí debajo de ti, y no me ves porque soy pequeño.

Entonces Noelia bajó la cabeza y vio para su sorpresa que no estaba sola, y que tenía compañía.

–¿Quién eres tú?.–dijo Noelia aturdida y restregándose los ojos, convencida de que aquello no era real y sólo era un sueño

–Soy Santa Claús, o mejor dicho Papá Noël, y estaba colocando tus regalos, cuando has entrado tú.

–No puedes ser real, esto es un sueño y tú eres de mentira, estás en mi imaginación. Lo siento mucho pero no puedo darte crédito.

–Y si te llevara conmigo a mi mundo, ¿creerías en mí?.

–No puedes ser en verdad Papá Noël, por varias razones: primero, eres un ser diminuto, segundo, eres verde y también feo, tercero, tienes las orejas grandes y puntiagudas, cuarto, no eres humano…por cierto, ¿tú que coño eres?.

–Soy en verdad un duende y siempre lo he sido, pero cuando se habla de mí todos me conocen como un humano barrigudo, con barba blanca, vestido de rojo… ¿acaso no es así?.

–Si es cierto todo lo que dices, ¿por qué la gente piensa lo contrario?.

–Siempre a la gente le gusta exagerar, pero en verdad soy así, este es mi verdadero aspecto, y si no crees en mí, acompáñame a mi mundo.

–¿Estás de coña?, no puedo dejar a mis padres solos, además mañana es navidad y tengo que estar aquí.

–¿Y si parásemos los relojes?

–¿Es eso posible?

–Es Navidad, y en Navidad todo es posible.

–Entonces me voy contigo.

Al decir esto, de pronto por arte de magia, Noelia y el duende desaparecieron, sin dejar ni rastro, y se desvanecieron como si de un sueño se tratase, mientras Noelia era transportada, al país de los sueños, donde todos los sueños son posibles y se hacen realidad.
































–CAPÍTULO II.


–EL VIAJE FANTÁSTICO.



Cuando Noelia quiso darse cuenta, se encontró de pronto en un sitio que no conocía de nada, y a su lado estaba Noël, que la dijo:

–Tómate un trago de esto, y enseguida te convertirás en un ser diminuto como yo.

–¿Dónde estamos?.

–Estamos en un sitio que no conoce nadie, y se llama Noelandia.

–¿Noelandia? ¿y qué nombre es ese?, ¿no querrás decir Groelandia?.

–¿Groelandia? No que va, se llama Noelandia , de Noël.

–Pues vaya nombre más estúpido.

–¿Seguimos hablando, o te llevo conmigo?.

–Voy contigo.

Entonces Noelia bebió un sorbo del frasco que le entregaba y de pronto se convirtió en diminuta, sus pies y manos empezaron a encoger, y su cuerpo también, en un abrir y cerrar de ojos, se hizo pequeñita, entonces empezó a decir a voz en grito a Noël para que la oyera:

–¿Qué me está pasando?.

–Te estás convirtiendo en un duende como yo, y ahora me tienes que acompañar, si quieres conocer mi mundo.
–¿Y por qué no puedo ser grande como antes?.

–Primero, porque te tienes que meter en este tronco para llegar a mi mundo, y segundo, te confundirían con un gigante y les asustarías a todos.

–¿A quienes?.

–A mis familiares, a mis amigos, a mis vecinos…. Por cierto, ¿vas a seguir preguntándome cosas?, déjate guiar por mí y confía.

Entonces Noelia no preguntó nada más y sólo se dejó conducir por Nöel. Cuando llegaron, no pudo dar crédito a lo que estaba viendo, se encontraba en una especie de paraíso donde estaba habitado por las criaturas y seres más fantásticos, desde duendes, hadas, centauros, sirenas, magos, brujos, gigantes, unicornios, dragones… entonces Noelia empezó a creer en la navidad y en Papá Noël, donde en aquella época del año, todo era posible, y por supuesto lo inimaginable, ¿estaría viviendo un sueño, o aquello era real, de pronto Noël la preguntó:

–¿Te gustaría ir a mi fábrica, donde hago los juguetes?.

–Sí, me gustaría mucho.

Llevada como por un sueño, se dejó conducir a la fábrica de juguetes, cuando llegaron hacía mucho frío y estaba nevando, entonces llegaron a una casita que parecía sacada de un cuento de hadas. Mientras llegaban, Noël le decía:

–Aquí es donde fabricamos los juguetes, y siempre hace frío y nieva, es el único lugar que conozco así.

–Si todo esto es real, y tú también, ¿Por qué nunca te muestras ante la gente? Sobre todo a aquella que cree en ti.

–Es más complicado de lo que crees, yo pienso, y estarás de acuerdo conmigo en que cuanto uno más conoce, menos aprecia, y cuanto menos se aprecia menos se cree, Coincidirás conmigo en que la gente valora más aquello en lo que cree, y si la gente me conociera entonces se perdería la gracia, y la gente dejaría de creer.

–Pero tú eres real como los demás y como yo,¡ tenemos derecho a conocerte!.

–¡Mira que gracia! Antes no creías en mí, y ahora quieres que me vea la gente.

–¡Tienes razón! Además formas parte de nuestra cultura y representas el símbolo del espíritu navideño. ¡Por cierto!, ¿te volveré a ver?.

–Es mejor así, cuando te vayas que ya será muy pronto, te olvidarás de mí, hasta el año que viene.

–¿Por qué dices eso? Nunca me olvidaré de ti ni de tu mundo, eres una parte de mí, y siempre te llevaré conmigo. ¿Por qué no dejas esto y te vienes a vivir conmigo?.-Le preguntó de pronto a Nöel.
–Tienes que marcharte, tienes tu mundo, a tus padres, y yo…sólo soy un pobre duende que no pinta nada contigo.

–Eso lo dirás tú, pero has cambiado mi vida, y quiero agradecértelo, ¡vente conmigo, y deja todo esto!.

–¡No puedo! Sabes que lo haría encantado.

De pronto Nöel se puso a llorar, y cuando una lágrima brotó de su mejilla, Noelia la cogió con el dedo, y acercó su rostro a él, y de pronto en los labios le besó. Sin comprender Nöel nada de nada y pillándole desprevenido, se lo devolvió, y de pronto, por arte de magia, Nöel dejó de ser un duende, y en su lugar se convirtió en un príncipe encantado. Ante una asombrada Noelia que unos minutos antes había besado a un duende, le preguntó:

–En verdad, ¿qué eres tú?.

–Soy un príncipe encantado, que antes por un maleficio, era un duende que tenía que traer el espíritu navideño, y ahora que te he salvado, vuelvo a ser yo mismo.

–¿En verdad Papá Nöel no existe?.

–¿Quién te ha dicho a ti eso? Papa Nöel, en verdad existe, y está en todos nuestros corazones.

–¿Pero no es ni una persona, ni un duende?.

– Mientras la gente crea en él, será lo que cada uno quiera que sea.

– Pero tu eres real, ¿entonces?¿ como explicas eso?.

–¡Acércate a mí, ven a mis brazos, y déjame que te lo explique con un beso!.

Noelia nada de aquello se lo podía creer, sólo se dejó llevar por Nöel, y cuando quiso darse cuenta, la estampó un beso en los labios. Sólo en aquellos minutos, Noelia sólo podía sentir su cálido contacto, su cuerpo junto al suyo, sus labios junto a los suyos… y nada más, en aquel instante pudo sentir eso y más, y entonces el tiempo se le paró, y no sólo a ella a Nöel también. Como os decía, aquí acaba la historia, Noelia se quedó en el país de los sueños Con Nöel, es decir, en Noelandia y desde aquel extraño día, creyó en Santa Claus, y no sólo en él, sino también en todo aquello que parece imposible, pero que en verdad no lo es, como nuestra historia.

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